Crianza post-fermentativa para crear vinos más elegantes
En los últimos años muchos han sido los cambios en el mundo del vino. Y gran parte de estos cambios han sido para mejor.
Pero hay otros cambios donde no creo que hayamos cambiado para mejor, y que me son difíciles de explicar fuera de las prisas, la pérdida de paciencia, la comodidad y la búsqueda de resultados rápidos.
Es el caso de la crianza o maceración post-fermentativa, también llamada maceración con la madre o maceración con las pieles.
Se habla mucho de la maceración pre-fermentativa. De forma proporcional a como se ha ido olvidando la maceración post-fermentativa.
Pero la maceración post-fermentativa era algo muy común antiguamente en todas las partes de España.
Al fin y al cabo, es una crianza más, tan importante como la de la barrica, de la que tanto se habla en las etiquetas de las botellas.
Para mí, la crianza post-fermentativa es como tener la suerte de ser un bebé y chupar teta durante todo el desarrollo del bebé, siempre aportará un plus en el vino.
En qué consiste la crianza post-fermentativa
La maceración post-fermentativa o crianza con la madre es algo que notaremos a lo largo de la vida del vino.
En CASAR DE BURBIA consideramos que es tan notoria y tan necesaria, que creemos que los vinos se puedan clasificar en 2 tipos: los que tienen crianza post-fermentativa y los que no la tienen.
Pero, además, la crianza post-fermentativa puede realizarse de distintas formas y alargarse más o menos en el tiempo, según el criterio y estilo de elaboración de cada bodega.
El proceso de crianza más habitual en los vinos es que después de fermentar, de 5 a 20 días desde el encubado, los depósitos se trasiegan separando el vino del hollejo.
En la mayoría de los casos, estos hollejos se prensan más o menos suavemente, pero el vino descubado queda en fase líquida 100%, sin ningún contacto más que el del depósito, bien sea de madera, acero, cemento, cerámica, etc.
Crianza post-fermentativa CASAR DE BURBIA
Hace algunos años, en CASAR DE BURBIA, empezamos a dejar el vino más tiempo con la madre, como se hizo siempre. En nuestro caso, hollejo sin raspón.
En vez de descubar los depósitos a los pocos días de acabar de fermentar, lo que hacemos es todo lo contrario. Llenamos los depósitos con más vino hasta eliminar el aire del depósito y dejar el vino en contacto con su piel u hollejo durante meses, generalmente hasta el mes de diciembre.
Así, en CASAR DE BURBIA hemos recuperado esa crianza con la “madre” y con ello hemos conseguido un mayor tiempo de contacto entre el vino y sus hollejos.
En este tiempo el vino gana una boca muy golosa y lejos de la creencia de más aspereza, el vino se vuelve amante, suave y goloso, a la vez que la fruta se afianza en el vino de una forma natural.
Qué aporta la crianza post-fermentativa a los vinos
A veces el tiempo de maceración se relaciona con una sobre-extracción, pero esto tiene que ver con el procedimiento que siga cada bodega al realizar la maceración con las pieles.
La técnica de fermentación es importante para conseguir vinos mucho más amables y estables.
En CASAR DE BURBIA mantenemos las pieles en contacto con el vino durante un largo tiempo, pero lo hacemos de forma natural, sin utilizar bombas.
De esta forma conseguimos vinos muy agradables, vinos elegantes y sedosos. Vinos amantes, que te invitan a beber y que a la vez son largos.
Después, en barrica y en botella, mejoramos y pulimos esta crianza.
Vinos del Bierzo más elegantes, que nos hacen volver a la esencia
Por otra parte, hay otros trabajos previos que nos permiten poder mantener el vino con sus hollejos durante más tiempo de lo habitual y poder obtener vinos mucho más elegantes y amantes en el Bierzo:
- Desde el año 2.016 abandonamos el uso de cualquier producto sistémico o herbicida que pudiera dejar residuos u olores y sabores desagradables.
- Posteriormente abandonamos el uso de azufre en campo 60 días antes de vendimia, sustituyéndolo por aceite de cítricos.
- Y por supuesto evitamos los riesgos de reducción haciendo siempre la crianza en tinos de roble francés y nunca en acero inoxidable. Evitamos los depósitos de acero porque, aunque son muy limpios, cómodos y brillantes, no tienen el encanto de la madera, y las veces que los hemos utilizado con este fin no son válidos. Produjeron reducciones a los pocos días y tuvimos que trasegarlos.
Al final, los años de búsqueda continua de calidad nos han llevado casi sin querer a volver atrás en muchas cosas; volver a la madera, volver al cultivo ecológico, volver a la crianza con las pieles…
Esta elaboración artesanal implica llevar un control mayor, dedicar más tiempo, tener paciencia y contar con experiencia y saber hacer.
Aunque sin duda, el camino merece la pena porque los resultados te hacen soñar y recordar vinos de hace décadas que no pudiste probar.
Ahora puedes probar la elegancia que aporta la maceración post-fermentativa en los vinos tintos CASAR DE BURBIA.