Desde un principio en Casar de Burbia decidimos apostar por las microvinificaciones, conscientes de que sólo así podríamos llegar a conocer al detalle la capacidad de cada una de nuestras viñas.

HECHO CON AMOR
Y DESDE EL RESPETO

La bodega ha ido creciendo conforme lo hacían las necesidades de las viñas y nuestro conocimiento de las mismas. A nivel elaborador siempre quisimos hacer vinos que perdurasen en el tiempo, por lo que nuestros vinos están pensados para envejecer y ganar complejidad conforme avancen en el tiempo.

Elaboramos fundamentalmente en fudres para respetar la identidad de nuestras uvas y su terreno, y en barricas de 500 litros abiertas nuestras parcelas más singulares, que es la forma más minimalista de poder microvinificar.

CON TIEMPO
Y AMOR

Con el fin de evitar trastornos innecesarios en el vino aprovechamos los diferentes niveles de bodega para trabajar por gravedad y evitar el uso de bombas que puedan alterar al vino.

Todo el trabajo en bodega está orientado, al menos así lo intentamos, a respetar el máximo la identidad del terreno y de las uvas. Conforme avanzan las cosechas y con ellas nuestra experiencia readaptamos los procesos de trabajo, siempre con el objetivo puesto en la representatividad y la transparencia de cada vino.

El Equipo

EN LA ACTUALIDAD

Debido a la perspicacia de Isidro Fernández Bello y a la cada vez mayor influencia francesa en su labor enológica, Casar de Burbia se ha convertido en unas de las últimas bodegas fetiche españolas.

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