Homenaje a Nemesio Fernández, fundador de CASAR DE BURBIA
El Ayuntamiento de Cacabelos rinde homenaje a Nemesio Fernández, fundador de CASAR DE BURBIA, y le hace entrega una placa conmemorativa por su pasión y legado a la viticultura del Bierzo.
En El Bierzo hay nombres que no se olvidan, que se pronuncian con respeto y emoción.
Uno de ellos es el de Nemesio Fernández, fundador de CASAR DE BURBIA, quien el pasado fin de semana recibió una placa conmemorativa de manos del Ayuntamiento de Cacabelos durante los Premios El Maestro, en el marco de la 28ª Feria del Vino de Cacabelos organizada por la DO Bierzo.
Un reconocimiento sencillo, pero profundamente emotivo, que agradece lo más importante: haber creído en El Bierzo cuando pocos lo hacían.

Llevar El Bierzo a lo más alto
Corrían los años 80 cuando Nemesio, gallego de nacimiento y berciano de vocación, llegó a Valtuille de Arriba con una convicción que muchos tildaron de locura: recuperar las viñas más altas, olvidadas y escarpadas, donde nadie quería trabajar.
Por aquel entonces, la uva del Bierzo se pagaba poco y sus vinos no se valoraban demasiado. La mayoría de los viticultores buscaban las viñas más productivas. Pero Nemesio soñaba con poner El Bierzo en valor.
Decían que había un gallego loco recuperando viñas abandonadas en el monte.
Ese “loco” tenía visión.
Y el tiempo le dio la razón.
Hoy, CASAR DE BURBIA es una de las bodegas más reconocidas del Bierzo, con vinos de paraje que conquistan los paladares más exigentes en todo el mundo. Cada botella lleva impresa la herencia de Nemesio: trabajo, respeto, humildad, paciencia y una fe inquebrantable en esta tierra.
A sus 91 años, Nemesio sigue visitando las viñas a diario, como quien saluda a una vieja amiga. A veces para ayudar, otras solo para mirar. Porque el viñedo también es vida, y él supo darle la suya.
Este reconocimiento no solo celebra su legado, sino el espíritu de una familia —la de CASAR DE BURBIA— que ha llevado El Bierzo a lo más alto con perseverancia, sensibilidad y pasión por lo auténtico.
Gracias, Nemesio, por enseñarnos que los grandes vinos nacen de pequeños actos de fe.